Ya son siete años de presencia de esta secta gringa en la zona sin parar de desforestar, arrasando con sus motosierras y acorralando cada día más a los nativos
Los pueblos indígenas latinoamericanos no son ajenos a la presencia de las colonias Menonitas. Aunque son de origen europeo, esta comunidad religiosa ha ocupado amplias zonas en países como México, Argentina, Paraguay, Perú y Bolivia.
En el análisis que esta alianza periodística pudo realizar a través de la plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch, encontró que sí existen nuevas evidencias de cambio de uso de suelo en los espacios ocupados por los menonitas y que forman parte del territorio que reclaman las comunidades. Entre enero y la primera semana de octubre de este año, se detectaron 505 alertas de deforestación.
A esta voz se suma la del Gobernador Alexander Álvarez del Territorio Ancestral Itwitsulibo, que narra que en el mes de mayo “deforestaron lo que yo creo que es casi una hectárea de árboles cerca de Itwitsulibo. Incluso la madera todavía sigue ahí, no la han recogido”. Las voces consultadas alertan sobre la actividad de los menonitas aunque las autoridades locales insisten en que todo está en regla.
En medio del desamparo y las presiones, los pobladores indígenas abogan por el derecho legítimo de su ancestralidad y su cosmovisión. Mientras intentan fortalecerse como resguardo y colectividad, su gobierno independiente llamado Cabildo busca la forma de protegerse legalmente contra las colonias menonitas que hoy construyen ciudadelas, vías, puentes y cultivos en medio los bosques que un día fueron su hogar.
Los problemas ambientales y territoriales que tienen con los menonitas los denominan en este informe como ‘La Quinta Guerra’ refiriéndose a que, aún después de la firma del Acuerdo de Paz, la guerra sigue estando presente a través de la agroindustria, de escrituras y licencias ambientales. A esto se le suman los antecedentes del 30 de junio de 2021, donde ocho hombres armados ingresaron a Itwitsulibo amenazando a los sikuanis por un supuesto robo de chatarra en las fincas adyacentes.