Enloquecida y desbocada con el poder que le arrancó a su esposo el dueño de la Autónoma del Caribe, la argentina pagará 5 años de cárcel.
La vida le cambió a la argentina Silvia Guette en octubre de 1986 en una ciudad lejana de su tierra en el sur del continente. En esa fecha acababa de llegar de Buenos Aires, en donde, junto a otras divas como Yuyito, acaparaba titulares de prensa como la más mediática de las vedettes de cabaret. Por eso, el hotel Cadebia de Barranquilla, la contrató para hacer una serie de shows imitando al famoso Rafael Carrá.
-Publicidad.- Fiel a su sentido artístico, le pedía a su novio que no la confinara a un cargo burocrático, ella quería mostrar su talento y qué mejor para hacerlo que aprovechar la influencia que tenía Ceballos en Telecaribe. El chasquido de dedos funciona y a finales de 1987 Gette era el rostro de los programas Risas y lentejuelas y El show de Silvia en el canal regional. Pero la ambición de la vedette no terminaría ahí.
En el 2004 Fernando Cepeda, el esposo de María Paulina Ceballos fue baleado en plena calle por sicarios. Al asesinato del yerno de su esposo le seguiría el del administrador de la cafetería, quien fue encontrado en plena universidad una madrugada del 2004 amordazado, amarrado y con un boquete rojo en la garganta.
Los rumores sobre su nepotismo y corrupción circulaban en Barranquilla pero nadie decía nada. Después vendrían las acusaciones por presuntas relaciones con los paramilitares de Jorge 40 que la convirtieron no solo en un personaje intocable, sino temible. A pesar de que sobre ella caía la sospecha de cuatro asesinatos, Gette almorzaba en la curia y premiaba a periodistas.