El conflicto militar en Europa del Este ha descubierto la gran vulnerabilidad energética del continente europeo y el desacierto que colinda con lo descabellado, en el caso de Alemania. Escribe Alberto Vizcarra Ozuna
Si se ocupara una prueba demoledora de que la energía solar y otras como la eólica –por su condición intermitente y baja densidad energética- están muy lejos de representar una alternativa para los requerimientos presentes y futuros del crecimiento económico de las naciones, esa prueba empírica ha ocurrido y en forma dramática.
Las inconsistencias y los fraudes cobran mayor evidencia en momentos de crisis. El conflicto militar en Europa del este, ha descubierto la gran vulnerabilidad energética del continente europeo y el desacierto que colinda con lo descabellado, en el caso de Alemania, de haberle dado la espalda a la energía nuclear. Ahora les espera el castigo de un invierno negro y costos de la energía literalmente insoportables.
Ante estas evidencias, es importante que la Comisión Federal de Electricidad , haya acotado el despliegue de los intereses corporativos que vestidos de verde, habían venido tomando control del mercado eléctrico nacional, colgándole a la paraestatal los costos de porteo de la energía, así como los costos de la cobertura de respaldo a su condición intermitente.
En un tiempo relativamente corto, el país se pobló con cerca de 200 proyectos de generación intermitente, esto es solar y eólica, e indiscriminadamente, denuncia Mota Palomino, se abrieron circuitos de transmisión generando tropiezos en la estabilidad del sistema eléctrico nacional.