Emmanuel Macron se perfila para una reelección, aunque con una imagen un poco desgastada en comparación con la campaña de 2017.
En medio de la peor guerra en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial y de la certeza casi completa de que habrá otra ronda electoral, Francia acude este domingo a escoger a su próximo presidente. La foto es, hasta cierto punto, parecida a la de hace cinco años: los favoritos son Emmanuel Macron, quien hace cinco años ganó con un proyecto de centro, y Marine Le Pen, que encarna la extrema derecha.
Así, la segunda vuelta, que sería en dos semanas, parece un hecho. “La cuestión es con quién, pues Le Pen conserva una ventaja, un margen seguro, pero nunca se sabe, toca ver qué pasa en las urnas”, dice Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario. Agrega que “se ha dado por descontada la reelección de Macron”, en parte porque los presidentes candidatos tienen ventajas, como la de ser conocidos y tener con qué figurar en la agenda.
Mención aparte merece el estallido de la guerra en Ucrania, producto de la invasión rusa. “Mientras que el rol protagónico de Macron en las negociaciones diplomáticas con Rusia ha sido una de las fuentes centrales de su ascenso, el de Le Pen se debe primordialmente al énfasis puesto en los problemas internos de interés para las clases trabajadoras, en especial los económicos, sociales y migratorios”, escribió Tickner.