Bogotá | Son una pareja de esposos y 7 mascotas, los que pasan las noches en lo único que les quedó por cuenta de la pandemia, la desigualdad y hasta el clima.
José Gregorio Garcìa Villalba es un hombre de 63 años, ve con ojos tristes y una sonrisa noble a través de la ventana de su viejo Renault 4 rojo, lo acompaña su esposa María Antonia Hernández Vera y sus 7 mascotas.
José Gregorio que trabajaba como mecánico en ese momento ya había trasladado su humilde taller a una población cercana a Bogotá, las llamadas “cuarentenas” por cuenta de la pandemia, lo habían afectado, finalmente tuvo que venderlo. La sorpresa de José Gregorio, María Antonia y sus tres jóvenes hijas al llegar a la finca fue inmensa, porque la finca estaba en muy mal estado, casi a punto de caer.
“El plante que teníamos se lo llevó la quebrada, a las 5 de la mañana el agua me llegaba a la cintura y los remolinos me empujaban, entonces salimos todos arriba para la lomita, después de que paso la creciente volvimos y todo era barro, se había perdido todo”.Esta época dura, difícil y casi sin esperanza hizo pensar a José Gregorio lo peor, pero aun así siguió adelante con su familia, sus 7 mascotas y por supuesto el interminable carro rojo.