Afirman que aunque no sea de forma explícita, esto genera un agobio específico, llamado e-ansiedad.
“Si el trabajo es lo último en lo que alguien piensa antes de dormir, probablemente algo no va bien”, dijo para El País, el profesor William Becker. Él es coautor del estudio
Allí encuestaron a 400 personas que trabajan en distintos sectores de la sociedad y también a la gente más cercana a ellos. Logrando así asegurar que la supervisión excesiva del correo electrónico, en horario no laboral, es perjudicial para el bienestar y las relaciones. “Ver a tu jefe siempre pendiente del correo electrónico, saber que los envía durante el fin de semana o las noches, genera una expectativa, de modo que no importa cuál sea la política de la empresa o la ley. Si sientes esa presión de tu supervisor, eso va a prevalecer sobre todas las demás cosas”.Ahora, el asunto, puede ser más normal de lo que parece.
“el teletrabajo improvisado, que empezó con la pandemia, intensificó los niveles de ansiedad y estrés, y añade que al perder las conexiones físicas, las personas intentan mantener los vínculos estando siempre disponibles, sea por correo electrónico o en los canales de mensajería instantánea”.